Metodología de aprendizaje
Durante los últimos años muchos pediatras, educadores y psicólogos están empezando a hablar de un síndrome o trastorno por déficit de naturaleza. Muchos niños salen de casa por la mañana para ir al cole, regresan por la tarde y a la hora de jugar lo hacen en casa y a menudo con la consola o el ordenador. Este síndrome afecta a estos niños que viven alejados del contacto con entornos naturales y se manifiesta en forma de obesidad, estrés, trastornos de aprendizaje, fatiga, depresión…
Dicen los expertos que los niños privados de estas experiencias, pierden espacios de desarrollo cognitivo, emocional, capacidad de exploración, de creatividad, de destrezas de convivencia y resolución de conflictos. Según dice Mari Luz Díaz, psicóloga, directora del centro de innovación educativa Huerto Alegre y presidenta de la red Onda de centros de educación ambiental de Andalucía:
“La naturaleza ofrece una cantidad tan elevada de estímulos que el contacto con ella hace que el niño se encuentre en un espacio abierto, con sensación de libertad, con capacidad de moverse libremente, de observar los procesos que ocurren, y eso es fundamental para el desarrollo de sus habilidades de movimiento pero también un estímulo para sus neuronas, para sus emociones y para su aprendizaje; es una experiencia vital que permite al niño sentir y medirse a sí mismo de forma diferente”.
En este contexto surge el proyecto de crear en nuestro centro un espacio donde poder garantizar que nuestros alumnos puedan tener un contacto con el entorno natural y puedan desarrollar todas estas capacidades. Aprovechando el entorno en el que se encuentra el centro, se decidió crear un espacio controlado en el que los alumnos de todas las etapas puedan realizar diferentes actividades en la naturaleza.
Según María Montesori, en la etapa de infantil las principales aportaciones del contacto con la naturaleza son la exploración sensorial, el enriquecimiento y control del movimiento, la mejora del autocontrol y de la capacidad de enfocar la atención y el respeto. En primaria entre los seis y doce años, cuando los niños están en plena etapa de razonamiento, la naturaleza les permite aprender a relacionar, a observar, a pensar de forma razonada, a sentirse bien con ellos mismos. Secundaria y Bachillerato ese contacto contribuye a formar a la persona social, a ejercitar su responsabilidad, libertad y autonomía, y les proporciona seguridad.